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Natalia Schapiro

1/11/2021

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Bío:

Natalia Schapiro es psicóloga y asistió al taller literario de Laura Devetach. Escribe poesías, cuentos y novelas para chiques. Algunos de sus libros son Lucía y la varita china, Diario de dragones, ¿Alguien anda ahí?, Cuentos callejeros, Una tertulia inolvidable, Dorotea cumple mil, A salto de cangurito, 100 % fútbol y Cumpleaños a golazos. También escribe poemas para adultos, aún inéditos.

Por aquí, les dejamos una selección imperdible:

como tantas veces
hoy quiero oír tu voz gruesa
abrazarte, decirte feliz cumple
que la tarde se escurra
entre charlas y risas
tomarnos un té de jazmín
en tazas viejitas y distintas
mientras los chicos juegan
comer tu torta de maracuyá
y que vos andes descalza,
los  pies como gatos en la pinotea.
Pero volvió esa lluvia
la que te arrancó en enero
sabe de despedidas
la lluvia dice no
con un gesto me calla
y lleva por un camino tibio
mientras hace shhh shhh
como calmando a un bebé
me deja donde los recuerdos
menean sus hojas mojadas
y reverdecen brillantes
hermosos.
 
*
                                   
Óxido                 
 
Si la puerta del patio se oxida
con lija y dosenuno las cosas se arreglan
más compleja es la madera
tocada por las uñas de la muerte
no resucita

¿Y qué se hace con lo herrumbrado adentro?
lo que se nos desmorona
en pedacitos

cuántos baldes de palabras hacen falta
para limpiar telarañas
anidadas en el fondo
hojas secas que nos tapan el sol

el óxido de los desencuentros
los golpes con lo árido  
cómo se transforma en luz
lo que nos corroe
 
* 
  
Ritual de otoño                                
 
Detenerse en esa hoja
que lastimó la vista
tanta pena a flor de piel 
esa que marchó hace rato y dejó
un fantasma cobre meciéndose
arrancarla sin culpa ni dudas 
como quien hace un bien al mundo
tirarla exhalando hondo
despedirse
de una vieja herida
repetir con las otras hojas
que estén rogando retiro
escuchar sus vocecitas
secas arrugadas
aplastarlas en una bolsa
hasta que no existan crujidos
ni palabras 
sentir  
viento de menta galopando
como cuando se pone fin
a la agonía
 
*  
 
si pudiera frenar al torrente de afuera
crear un
        muro   pausa
                    paréntesis  silencio
algo        
evite que eso perfore y
deje esquirlas en mi cuerpo
revuelto como un baldío
en carne viva  
 
si pudiera decir alto así no entrás
si las cosas llegaran como leve zumbido
no grito que acuchilla
erosionadas no tsunamis
y plegar mi mundo
a salvo de avalanchas
 
si pudiera frenar al torrente de afuera
disponer un dique 
un gran párpado o al menos pestañas
filtrando lo que daña el cielo interno 
si pudiera
 
* 
 
 
Todo rezuma
soy un bollo de masa
bajo un repasador
la gripe aleja al mundo
incubando silencios
una entra en sus huesos
al fin cae la rutina
el hilo de exigencias
que resiste.
Cuesta decir no
cancelo, no cocino
que el afuera espere
todo sea la horizontalidad de la cama.
Los gatos captan la quietud
y se montan a ella
somos un poco gatos al enfermarnos
pero ellos reposan sin culpa.
La vida en pausa
en esta isla de descanso
la ropa sucia espera
la colgada, también
pleitesía ante la taza de té
y las servilletas de papel.​
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Milagros Losa

1/8/2021

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Bío:

Milagros Losa nació en Provincia de Buenos Aires en el 2000. Estudia Crítica de Artes en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Coadministra el blog de difusión de poesía El Telégrafo Luminoso. Recientemente publicó su primer poemario Mamushka, por la editorial Postales Japonesas (Córdoba).  De ese libro, les dejamos unos poemas para disfrutarla:

Duele el silencio. 
Repetición eterna
del reclamo.
Eterna dentro de la tolerancia
del cuerpo
que respira.
Una figura caótica
de la existencia
interpela los sueños.
Se repite
de formas diversas.
El gato muerto
de las costillas tajadas.
El gato muerto
de las costillas tajadas
agarrado
con la inocencia
más descompuesta.
 
-
Híbrida de animal y niña
vierte un corazón 
en el cráneo de su padre.
Escucha el grito fraterno del reclamo.
Reclamo que desconoce
el ojo animal de su familia.
Mamushka de gato y pez violeta.
Hurga en la boca hermana
un trozo de algo
que la mire.
 
-
Enferma del dolor,
replica su canto.
Pez violeta que atormenta
la bestialidad.
Padre que extrae todo dejo de amor.
Enferma que replica su canto.
Ojo de gato que hace temblar
la voz del odio.
Perforar al padre.
Perforar la herida.
 
-
 
Hermano injerto de tristeza.
Isla de raíces
que aguardan su hermosura.
Nace.
Bestialidad oculta.
Impuro el niño.
Padre que arroja al oleaje
el trozo animal.
Criatura rota
de su propia sangre.
 
-
Arde la garganta animal
que representa
el centro de la herida.
Mata al pez violeta.
Círculo del odio.
Incrusta en el orden familiar
la flor de la tormenta. 
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Patricia Rodón

1/7/2021

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Foto de: https://patriciarodon.wordpress.com/

Patricia Rodón nació en Mendoza, en 1961. Es Licenciada en Letras por la UNCuyo con especialización en Literaturas Modernas. En 1986 comenzó a trabajar como redactora en un canal de televisión y desde entonces se ha dedicado al periodismo gráfico. En 1993 comenzó su labor como redactora de un periódico local. Entre 1996 y 2002 fue la editora del Suplemento Cultural El Altillo, de dicha publicación. Como poeta ha obtenido numerosos premios provinciales y nacionales. Hasta el momento ha publicado los libros de poesía Tango Rock (Mendoza, Diógenes, 1998), Estudio Voyeur (Mendoza, Ediciones Culturales, 2002) y Respirar (2012). Participa con poemas o relatos en diversas antologías publicadas en Mendoza, San Juan, San Luis, Buenos Aires, en Argentina; Santiago de Chile, México DF, California (Estados Unidos), Barcelona, Londres y Montreal.

Les dejamos nuestra selección de poemas de Tango Rock:

De cacería
 
Cuando salimos a buscar mundos
a encontrar palabras que pesen menos que el aire
escucho voces que van de mí a mí
y bocas que se mueven detrás de un abanico
Entonces quiero decirle cosas que vayan de él a él
pero cien niños atraviesan corriendo mi garganta
y la luna vuela como un pájaro contra el anochecer
Él se roba las lápidas se roba las costumbres
toma nota de su propio escándalo y se alegra
cuando me toca y me agito y embellezco
ante sus ojos de mercenario pulidos como lupas
En tanto la ciudad entra y sale indiferente de las sombras
y somos como dioses cazando en limousine
 
 
 
Juego todo/Bluff
 
Engañá a mis sentidos
Llevame en tour gratis dentro mío
y después llamame desde transilvania
para preguntar quién sos
Mostrame palabras que se escriban
y se borren y se digan y se borren
Llévame en taxi a tu corazón
y soltá pájaros eléctricos en mi boca
Pedime un poco del mar vivo que tengo dentro
Preguntame si quiero ver sombras
que cantan y bailan y suben a un barco
Oigamos cómo crecen las plantas en la noche
cómo se encienden y se apagan carteles en los ojos
y cómo sale sangre de la boca de los monumentos
Juguemos al póker cuando sean las doce
y caiga la luna sobre el paño verde
Apostá el corazón
Si vendés tu alma
vendémela a mí.
 
 
 
La conquista
 
Te mira un hombre que escucha un tambor en la montaña
Un hombre que corre a la orilla de un sueño
Mientras la noche le va tirando cabezas en la espalda
Te mira y te muestra un relámpago
Y te vas a su casa con sus pies
Con tu lengua de loca y la mujer intacta
Él enciende velas en todas partes
Y beben vino y te quema la voz
Se ven izar banderas de peligro bocas negras
Se ven dormir abrazados hasta el amanecer
No querés mirarlo a los ojos para no revelarle cosas
Pero te besa lo temible te pide de rescate
Que bailés con él sobre la cuerda de un bajo
Y su mano precisa te acaricia el cuello
Y los vampiros despiertan y dan la alarma
Entonces la cama se abre como una puta
Mientras pasan los reyes azules los capítulos
Los besos tatuados las muñecas rotas
Los ojos y sus irresistibles criaturas.
 
 
 
Damas gratis /ocurrió de nuevo
 
Solo un soplo
Una canción silbada detrás de una cortina
La luz incapturable de los ojos
Solo sexo y faustus y hambrientas lobas dándote caza
¿Ocultos magnetos en la sangre?
¿Perlas negras creciendo en la cama?
¿Pactos celebrados después del diluvio?
Solo tu delgada señal tu columna griega
La pequeña horda de tu cuerpo que viene hacia mí
La noche que sube de tu pecho con una estrella que pasa
Y más que nunca hebra hembra alma y piano
¿Te amo porque la vía láctea sostiene las sombras?
¿Te amo por tus poemas disparados a la luna llena?
¿Por la lengua de tu voz cuando me llama?
¿Te amo por tus huesos por tu sombra por tu adn?
¿O por tu boca tu sexo tu pecado tu hambre?
¿Te amo por amarte?
¿Acaso te amo porque te he amado?
¿O te amo por la sagrada copa de los árboles?
¿O por los soles que brillan en acuario?
¿Quizá te amo por la melodía de los vasos en el brindis?
¿Por el juramento de los antiguos samuráis?
¿Por la manzana envenenada en la garganta de blancanieves?
¿Por el ajo la especia y el vino que hacen danzar la sangre?
¿Porque alguien habla en nuestra cabeza todo el tiempo?
¿Te amo por artaud por einstein por spinetta?
¿Por la oreja perdida de van gogh por la ginebra de luca?
¿Por los ojos brillantes de los poetas en las contratapas?
¿O porque estoy en las líneas de tus manos?
¿O porque aparecí en el thriller que estabas escribiendo?
¿O porque te gusta reír para olvidar?
¿Te amo porque estás vivo?
¿Por qué el cielo cambia?
¿Te amo porque soñaste y había un niño soñando?
 
 
Con las medias rotas
 
No me preguntés por qué bailo en el filo de la voz
ni por qué un rocanrol de los noventa
ni por qué la noche en la espalda
y la mini cada vez más corta
Tengo que decirte cosas pero mi sol desafina
No sé qué tira de la piola de los sueños
Apenas soy una mujer cruzando un puente
Llevo pañuelos rojos y besos y zapatos
Soy como una lista de episodios en un índice
Tengo que contarte cosas pero mi sol está mal
La efeeme araña la pared como un insecto
y los vasos se quiebran tres veces en nombre del amor
Se me abre el corazón a cada rato
Tengo que mostrarte cosas pero mi sol desafina
El final del vino me arranca los ojos la niña se me ahorca
y la puta cose sábanas en el balcón que mira a la autopista
sin más recuerdos que un poema
a veces
y una fiesta

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Sharon Gorosito

12/6/2020

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Sharon Gorosito nació en la ciudad de Pilar, provincia de Buenos Aires, en enero del 2000. Estudia un Profesorado en Lengua y Literatura y participa del colectivo de escritores Perdón por la poesía del C.C Integrarte y Autores Locales de Pilar.
Sus cuentos y poemas han sido publicados en diarios locales, revistas digitales y sitios web nacionales e internacionales y  diversas antologías poéticas 
Escribió la columna “Vidas en letra” de Posdata Digital y coordina el blog de difusión poética “Abrigo de pétalos”. Caen las estrellas hasta tus ojos, editado por Halley Ediciones (2020) es su primer libro de poesía.

Les compartimos algunos poemas de ese poemario:

Contorno del agua

En manos del derrumbe
me paralizo
frente a la jaula abierta
sus paredes
dejan a la vista
el contorno del agua marchita
que a través de un dique ilusorio
                        se burla de la sed y sus reglas
                         los anhelos y el tiempo
de todo aquello
que quisimos domesticar.



Cascarón roto

La tarde frívola
se pronuncia viuda
desde que el sol dijo adiós.
En cercanía fatídica
una alegría se asoma,
pendemos del aire
temblamos lo cotidiano
y en su lugar
fingimos la huida.
Nos padecemos a nosotros mismos
aferrándonos a la textura y abrigo
del cascarón roto.


Nocturno

Andás de paso
nocturno entre los pasillos
reposás
sobre el hielo.
Trato de endulzar tu vicio
mientras el verano convulsiona
perdiendo el pulso
en el último suspiro.
Los hilos tallados
sobre la costura
cautivan un porvenir,
conjuran una tregua
entre el cielo y el infierno.


El olvido se siente más escaso
​

Se mantiene apenas vivo
por un montón de palabras surtidas
similares
que ya no representan nada
que fuerzo a ser refugio más de una vez.
Refugio de la piel
encarnada
por otros más errantes
que mi propio yo.
Antes de saberme segura
en mi propio nido
en la copa del árbol
me despierto y pienso:
ya sé dónde se escondían las alas
me despierto y pienso:
ya sé que el olvido se siente más escaso.
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Melisa Papillo

11/13/2020

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Melisa Papillo nació en Buenos Aires en 1984. Escribe poesía, es docente y librera. Publicó los libros Paisajes con agua en movimiento (La Carretilla Roja, Argentina, 2020 y Ediciones Liliputienses, España, 2020) y La mecánica de los días (Editorial Simulcoop, 2012).
 
Les dejamos disfrutarla:
 
Reposar en la jungla

De un color durazno claro
se asoma la flor del árbol de ceiba
en el páramo colombiano.
Cuando no está colgado
el perezoso es una manta arrastrándose por el verde,
encontrarlo fuera del árbol
nos hace dudar sobre su fama.
Tiene todo para escaparse o atacar
pero sigue trepado al árbol.
Crecen sus uñas en el ocaso del día.
¿Qué poema mira el perezoso
desde la rama inclinada?
Se sonríe desde lo alto, ya vio hace tiempo
lo que tenía que ver.
 
 
 
El viaje de la tortuga

Parece el ruido de un ciclón y es sólo un poco de viento
estrellándose contra el vidrio.
Salió el sol en Buenos Aires después de varias semanas
de lluvia
y hay algo más que luz en los rayos que se filtran
por las hojas de los árboles.
Una fotosíntesis de otro orden
que intenta procesar en mí.
Cruzo la plaza y entro al café. Mi recreo semanal
-bebé duerme en nuestra cama-.
Alimentarse, crecer, desarrollarse.
Me oriento hacia la luz, creo estar absorbiendo algo.
Levanto la vista del libro y en la mesa de adelante
está el viejo de la otra cuadra. Deja sus muletas sobre
la pared
y lo miro. Lee el diario.
Se vistió de camisa para salir al bar.
Tan enjuto repasa las noticias
como mira a través de las rejas de su porche.
Lo incomodo: cambia de postura.
Se yergue, retoca el cuello de su camisa y ahora
lee asintiendo con toda la cabeza. ¿Estamos hablando?
Después toma las muletas y se va
con toda su joroba caparazón. Un esfuerzo por un café,
por hacer la fotosíntesis.
No soy la única planta en mi especie.
La mesera cambia de canal.
Ahora un partido de fútbol sintoniza la mañana.
Huracán va arriba, 1 a 0.
 

 
Sobre el espacio oblicuo del bajo escalera
resalta una lagartija del tamaño de un corcho.
La señalo, mi hijo y yo la miramos.
Mi dedo recorre el camino que ahora emprende
o la guía hasta la luz
más blanca del pasillo para que podamos verla mejor.
Es una cosita maravillosa, digo,
y esa cosita ya se esfuma para nosotros.
Más tarde la encontramos en un rincón
tiene menos rapidez, menos gracia.
Volvemos a mirarla.
Esta vez estamos sobre ella
y la señalamos desde arriba.
Como respuesta
se oculta detrás de la estufa.
La mañana me encuentra sola. Abro la canilla,
lavo una taza. El agua de la pileta
se va escurriendo poco a poco
y brilla el acero de la bacha. En el fondo duerme algo.
En el fondo está lo que señalamos.
Levanto la lagartija, blanda, húmeda.
Las patas flácidas como un cabello.
Tiene un ojo sí y un ojo no.
Le hago un ataúd con una hoja de diario.
Con dudas, la apoyo en la bolsa de basura,
así envuelta prolijamente.
Después, cuando cuente esta historia
voy a decir que la enterré.
 
 
 
La forma en que te lleno
el vaso espumante de cerveza, un volcán
de juguetes siempre a punto de estallar,
la forma en que tu mano
pone una media
son las partes de mi casa.
Esta es una manada que recién empieza.
Una familia de hipopótamos
activos en la noche tormentosa
arrojándose agua.
Ríen en la oscuridad. Nadan en el barro.
Me asomo al cuarto donde duermen la siesta.
Puedo oler la lluvia que aroma la tierra.
 
(Paisajes con agua en movimiento, La Carretilla Roja, 2020)
 

​ 
House
Son las cinco de la tarde, escucho música electrónica.
Hace algunos años la bailaba arriba de los parlantes 
inspirada por las luces que se prendían y apagaban
por los vasos que corrían de una mano a otra
y subida allá arriba sentía el temblor 
macabro interno que producía la música
los ojos entrecerrados, me dejaba llevar.
El temblor y yo éramos una
qué digo una, éramos miles
refractadas por los haces de luces.
Ahora casi la misma voz metálica me lleva
y trato de retener las imágenes que vuelven.
Estoy patinando en los recuerdos
practico el tarareo de las luces en la pista.
Esta música se parece al temblor de la vida cuando empieza
a la colisión del cuerpo contra el cielo
es el corazón en las piernas
el aliento como alfombra, volándonos
hasta que la última canción me saque alucinando de ahí.
 
 
 
23 de diciembre
Es vísperas de navidad en el shoping
hay personas disfrazadas de duendes
una de papá noel, nieve ficticia espolvoreada
arriba de productos importados
pero no hay olor a navidad
esta vez la gente está más preocupada en hablar
que en comprar.
En general, creo que solo vinimos a decirnos
algunas reflexiones del año en un lugar sin ventanas
lleno de luces.
¿Nos perturban las campanitas
agitándose compulsivamente?
¿Y los ciervos gigantes?
Lo peor es la sensación de frío 
a principios del verano.
 
(Inéditos)
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Acheli Panza

10/30/2020

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Bío:

Acheli Panza nació en Misiones. Cuentos suyos fueron incluidos en la antología Relatos Deliberados (Textos Intrusos, 2013). En el 2014 publicó el libro de cuentos Santoral por Blatt&Rios. En 2016 se publicó el libro de cuentos Camoatí, en el proyecto "Leer es Futuro" del Ministerio de Educación de la Nación. En 2017 un cuento suyo fue publicado en "Verano 12", por Página 12. En 2018 participó con un relato en el proyecto de PH 15 3, "Historias en un Clic".

Les dejamos a continuación poemas del libro El río se adelantó de golpe, editado por Santos Locos y que hace dos meses salió del horno:

En otra vida yo
Fui el vacío.
Fui uno de los pozos
en el jardín
de una casa de Misiones.
Fui el viejo sentado
al borde del jardín.
Fui la pregunta:
¿Dónde enterré
la plata?
Fui uno de los gusanos
que comen su cuerpo por dentro.
Fui de las heridas
la más grande
que se hizo el viejo
en las piernas
para arrancarse los gusanos.
Fui la pala
que cavó el pozo.
Fui la luz
entre las hojas.
Fui el viaje
de una hormiga.
Fui el pozo vacío
en el jardín
de una casa de Misiones.
Fui vacío.


El río se adelantó de golpe
y tapó la casa
de mi infancia.
Toda la tierra
que pisamos
cuando era chica
ya no es tierra,
es lodo.
Las Ágatas que chocaban
con nosotros
mientras caminábamos
por la tierra colorada
ahora flotan
en la inmensidad del Paraná.
El último recuerdo
es ver el techo de la casa
ganado al río.
El cielo es cielo.
Los árboles, árboles.



¿Qué pensaba mi abuelo mientras
se sentaba en la vereda a mirar
pasar los autos y las personas?
Anoche mientras dormía me dolió el pecho
siempre que despierto con resaca de dolor
pienso en la muerte.
Ni siquiera es en la muerte en lo que pienso.
Pienso en dejar de existir
que no es lo mismo que estar muerta.
Lo sé porque muchas veces dejé de existir
como cuando mi hijo me culpa
de sus malas notas
cuando mi marido me dice
que le pida perdón.
Por un instante dejo de existir
me quedo callada
pensando en nada
tratando de pensar en qué
pensaba mi abuelo
las tardes sentado en la vereda
mientras miraba pasar los autos y las personas.
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Belén Cianferoni

10/28/2020

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Bío:

Belén Cianferoni nació en Santiago del Estero, en 1987, es estudiante del profesorado de Inglés, autora de Damage Therapy (Intravenosa Ediciones, San Salvador de Jujuy. 2013), Vudú (Peces de Ciudad Ediciones, Buenos Aires. 2017) y Matar a Kant (Gerania Editora. 2020). Fue antologada por varias editoriales, entre ellas, Rutas por Punto de Encuentro Ediciones, Buenos Aires, 2016 y Antología del CFI, Región NOA, 2017. Participó como expositora en el FILBA 2019 en su provincia natal, Santiago del Estero. Dicta talleres literarios bilingües desde el año 2019 hasta la actualidad en Sixto Espacio Cultural. Pueden leerla en www.altamadrugada.blogspot.com

Por acá algunos poemas de su libro inédito pelo:

Mi mente es un río
Turbulento
De piedras
Y de hojarasca.
Tengo remolinos
Que se 
Encarchan
Y te llevan 
A lo más profundo
Del lecho acuático.

Ten cuidado.

Mi río te puede 
Devorar 
En cuestión de
Segundos
Si no lo tratas
Con respeto, 
Hay zonas 
En las que mejor
No entrar.

Sé prudente.

Mi mente es un río
Caudaloso
Que se mueve 
A toda velocidad
Sin preocuparse
Del dolor q ocasiona.
El río no piensa, 
Se mueve.
No es una flor 
Cortada 
En primavera, 
Es el granizo
De noviembre.

Ten paciencia.

Lee los letreros, 
El color negro
De mi pelo
Te lo advierte, 
La oscuridad está 
Adentro mío
Y es profunda
E intensa.
No es divertido
Ahogarse
En el llanto.
Entonces, 
No avances, 
No sigas.

Ten prudencia.

Mi río 
Está lleno de 
Incógnitas, 
Tiene pozos
 profundos
Y heridas 
Luminosas
Que me mantienen 
despierta
Por las noches, 
Contemplando
El brillo de la luna
Sobre su 
Caudal.
Me hipnotiza
Y no me 
Deja dormir.

Procura descansar.

De 
Este río, 
Que va a
 toda velocidad
Te puede lastimar, 
Soy responsable.
Voy a procurar
Colocar señales, 
Para que 
No te lastimes
Innecesariamente.
No voy a permitir
Que te ahogues
está noche.
Pero...
Si 
Aún así, prefieres 
Probar suerte y sentir 
Cómo el agua invade 
tu cuerpo, 
Puedes 
Intentar entrar
En mi torrente
Tu ya fuiste advertido.


Yo soy un kalanchito

Hoy no me viste,
Hoy no morí.

Hoy volví a regenerarme
Como las suculentas
Que solo necesitan
Su propio espacio, 
La humedad adecuada
Y mucho sol, 
Porque sino la oscuridad nos come
Y la esperanza de volver a ver
A Independiente campeón se va.

Yo soy del lado Kalanchoe
De la vida, 
Persistente
Y me niego 
A quedarme en un lugar 
Sin regar 
El pasto de mis frutos.

En esta oscuridad 
Nos encontramos
Curando
Las heridas
De un eventual 
Mal corte.

Somos el esqueje
Olvidado, 
Que busca
Volver a ser 
Una planta.

Hoy no Mori.
Hoy volví a despertar.

Siento el temblor 
Del planeta verde
En mi ropa
Y no puedo dormir.

El planeta me pide oxígeno
Y mi cuerpo obedece.

Hoy no me viste
Acomodar las macetas
Y meditar en los yuyos
Un mantra de sanación 
En tu nombre.

Te acordarás de mi? 
Sientes la gravedad
Acomodar
El mensaje en el polvo
De la lucha contra el olvido
Y el perdón?


Viaje a los confines de mi ausencia

Esta piel
que suda
solo es mía.

Este cuerpo, 
fue creado 
para uno.

El agua de la ducha
Solo lava
Mi pelo.

Las heridas 
solo sangran en mi 
Piel.

Cuando me caigo, 
Solo yo
Me levanto.

Este cuerpo 
Es finitamente 
Mío.

Eso son
Las mejores noticias
Que escuché.

El silencio
Se llena 
Con palabras.

Aún 
no estoy 
Muerta.

Fui, 
Seré 
Y soy completa.

Soy un círculo
Que mira
Su diámetro.



Este pelo
que ves 
en mi mano, 
ya no es mío.

Esta trenza, 
vuelve al infinito
dónde nació.

Este pelo, 
nunca fué mío.

Yo fui dada al 
cabello que nació
conmigo.

Nadie sabe
que todos 
los cabellos
del planeta
guardan
El secreto
del cosmos.

Un mechón dirá su verdad, 
Y otro la completará.

La galaxia
ha puesto 
un jardín
en nuestras
cabezas, 
las regó 
con sabiduría
y en su altísima
benevolencia, 
los rizó
mientras cantaba
Canciones de cuna
Y de lucha.

Y crecimos.
Y amamos.
Y aquí estamos con estos pelos, 
rizados como uvas,
lacios como vientos, 
ondulados como las olas, 
finos como besos 
Y gruesos como troncos.

Estos son los cabellos
que giran 
cómo las galaxias
En el universo de las dudas.
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Ara Lacore

10/27/2020

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Bío:

Araceli Lacore (Azul, Buenos Aires, 1985) es profesora de inglés y traductora literaria. Publicó El viaje (Peces de Ciudad, 2016) y Congreso 12 AM (Peces de Ciudad, 2017). Participó de distintas antologías literarias. Tradujo poemas de Alan Jenkins para Buenos Aires Poetry. Actualmente coordina junto a Belén Villalba el ciclo "La Bestia Poética".

Acá, algunos poemas para que la disfruten:

de Congreso 12 AM (Peces de Ciudad, 2017)

Prohibido olvidar

Este diciembre gris,
mentiroso,
agarrado de los pelos
atravesado por los hidratantes
en el Puente Pueyrredón.
Este diciembre, 
es como todos los diciembres de mi patria
y no hay suficientes globos
para ocultar el duelo.


Aturdida

Este
no fue cualquier silencio
fue más turbio
más pesado...
Tan pesado que se oía
desde Corrientes a Buenos Aires
¿No viste que llovía?
Era yo
vertiendo en tus pupilas
toda mi tristeza.


Lo que duele

Lo que duele es la soledad.
El ruido a nada, 
el serpenteo fatídico de mis ideas de muerte.
La lluvia no es lo mismo.
La idea del cuerpo sin otro cuerpo
la mesa servida sin otro plato
las mitades que anuncian; serán completas,
mienten.
Estamos solos,
y así nos vamos.


Inéditos:

En esta casa no aclara
 
La sombra opaca, sublime.
Alguien golpea la puerta de mi corazón. No atiendo.
Nadie está lúcido a esta hora de la noche.
 
Abrí las ventanas, las cortinas, las alacenas
me abrí la panza
allí hubo fruto
me lo he comido
 
un día mi niño
perdió los pies.
 
Ahí detrás
yace un hombre
¿Nutrirse de los muertos a esta hora?
 
El que todo lo puede observa desde el techo, ¿Ves?
en esta casa
no aclara
 
 
 
La profecía
 
Me desnudaste frente a la mesa del comedor
y aplaudiste
en el aire, por supuesto,
el asedio de la primavera
 
alimentaste mi cuerpo
para dárselo al mundo
me diste nombre
esplendores
una tempestad tras otra
 
supiste, capciosa
de la profecía
 
tomaste el vestido
y envuelto en mi cuerpo
mostraste
tu sonrisa de hiena
 
hoy que los días vuelven como balas
dentro del cuerpo de un ciervo
preparo las ofrendas
para ubicarte en la tierra
y quebrar el destino.
  
*
Niña;
¿Ves allá a lo lejos?
El lobo no aúlla
canta

Las cenizas del ayer
corren por su lengua

El alerce 
sus frutos amplios

La pira
quemó tu descendencia

El que todo lo ve
se fue de tu lado

Dime;

Tigre o cordero

¿Quién mató a tu padre?
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Vanesa Almada Noguerón

10/27/2020

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Bío:

​Vanesa Almada Noguerón (Buenos Aires, 1980). Tiene estudios en Letras y en Gestión Cultural. Participó en diversas publicaciones antológicas, revistas culturales de difusión virtual, ciclos de lectura y festivales nacionales e internacionales, tales como FIPA (Festival Internacional de Poesía del Atlántico, 2014), La Juntada-Festival Internacional de Poesía Joven (2015 a 2018), FIPMAD (Festival Internacional de Poesía de Madrid, 2017), Festival de Poesía de Acá (Mar del Plata, 2018), Festival de Poesía El Mamut (San Bernardo, 2020) y Festival Poético Onírico Internacional (Reino Unido, 2020). Actualmente reside en la ciudad de Mar del Plata y colabora en Liberoamérica, revista y plataforma literaria. Edita el blog «Chorrera de palabras». Publicó Entre los ruidos (Baldíos en la Lengua, 2015), Quemar el fuego (Autogestivo, 2017), Los demás (Liberoamérica, 2019) y Límbica (El Taller Blanco, 2020). Pueden leerla en almadanogueron.blogspot.com/
​
Les dejamos ahora unos poemas recién salidos del horno, de Límbica (El Taller Blanco, 2020):

                                                                                            ladrillos rojos
 
me gustaría saber
si desde ese balcón se pueden ver
las ciudades que hubiéramos visitado
o las manchas de calor de lámpara
                                                                                          de manos convulsas
                                                                                          de penitencia
en los libros que nos hubiéramos prestado
 
este cuaderno que escribo tiene el color atormentado
de un vaso de sangre
¿son rojas también tus venas,
                                                                                            tus suspensiones / todas tus ropas
después de haber pensado tanto el amor
después de haber pensado en las formas simétricas que van tomando
los diálogos
que nunca pudimos encauzar?
 
la radio sigue diciendo esa canción de Édith Piaf
(sigue diciendo tormenta)
me gustaría saber si mañana la lluvia (o algún otro fenómeno)
nos va a ofrecer
algún principio o algún final
algún reflejo en el barro donde no sentirnos tan huérfanas
donde no sentirnos
tan verbalmente vulneradas


 

                                                                                                          tajos en el agua
 
estás esperando que pare
 
hay un sueño del que nunca te pudiste despertar
piezas de sexyonary perdidas
atrás de los sillones que nunca intentaste recuperar
hay cierres
(abiertos o arrancados
salvados del costurero pero ciegos
secas cada una de sus mitades / por completo inútiles)
 
y mientras juntás los botones caídos (los años venideros caídos)
seguís esperando que pare / y bostezás
 
los techos no te alcanzan
porque nunca supiste escapar tan alto
 
hay carteles / luces perforadas que transpiran piedras
resbalan de los postes cada vez que pasás
 
estás esperando que pare y buscás en cada objeto un signo
significado y significante
algo con qué justificar la espera
 
aunque sabés: no va a parar
tus mejores neurosis siguen siendo cíclicas
                                                                  infinitas

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Manuela Colomino

10/25/2020

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Bío:

Manuela Colomino vive en Rosario. Trabaja con palabras en sus actividades cotidianas: la abogacía, la traducción y la escritura. El año pasado publicó el poemario ‘Inútil’. Sin embargo, su primer contacto con la escritura fue a través de los cuentos, (por ejemplo ‘A cara de perro’, disponible en internet). Participó con su poesía de diferentes ciclos de la ciudad de Rosario, con una predilección por las plazas y las terrazas.  

Por acá les dejamos unos poemas inéditos:

Deriva

Junto a la avenida
cerca de la cancha de básquet
arbolitos repletos de fruta.
Otras almas recolectoras
habían pasado ya por ahí.
Juntamos palos
los empuñamos
sin duda ni vergüenza.
Bajo una copa abundante
girábamos separadas
embelesadas por el color
jugoso y redondo.
Teníamos la terquedad ribereña
pero no nos bastaba
tampoco la tendencia sudaca
de saber amar los misterios chiquitos.
Pronto nos vimos
frente a frente
nunca nadie hizo nada en soledad.
Clavaste el pie en el ancla
que armé con mis manos.
Te erguiste sobre mí
como un árbol distinto
te sostuve
con todo el cuerpo
amortigüé tu rodilla con mis tetas.
Un solo golpe en el pasto
anunció nuestro éxito definitivo.
Resultó ser una naranja
ácida
arisca.
El fiasco nos pegoteó las manos
exprimíamos el manjar que no fue.
‘Nos la ganamos’ decías
con una sonrisa ancha como el Paraná
y me pasabas la fruta
una ofrenda
un chiste
y es que habíamos pensado
que eran mandarinas.

Llegar

¿Miedo a qué?
pregunta mamá
me abraza con los ojos dice
que los fantasmas no existen.
Cómo le digo
que algo entra por la ventana
o me mira en silencio
desde el rincón de los juguetes.
Mamá no cree en los fantasmas
pero cree en el miedo.
Cuando vamos en auto no me deja
ir adelante por si pasa algo no sé
qué será para mamá
yo solo intento no ver
los pedazos de perros junto a la ruta.
Antes estar upa de mamá
me daba sueño pero ahora
tampoco ahí estoy a salvo
-la mano fría en la nuca-.
Cuando leemos un cuento
me hago la dormida y se va
me deja sola con algo
que no sé decir.
Pero ¿para qué decirle?
Si mamá no ve y no escucha
¿cómo va a salvarme?
Lo que más miedo me da
cuando pase eso
que va a pasar,
si no lo escucha ni lo ve
¿cómo va a salvarse mamá?

Nocturna

Hoy miré a la vida
a sus mil
ojos de insecto sensible.
En un segundo infinito
el flamear de una bandera confirmó
que el silencio era nuestro secreto.
Hoy miré a la vida
y me saqué el sombrero
y no me lo volveré a poner.
Las estrellas gotean su templanza
sobre mi morada.
El pasto que crece en la cabeza
no es verde
pero como pasto que es
ama el sol, el agua y la noche.
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