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Emma Villazón

5/9/2022

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Foto: El Deber, vía Las Críticas

Emma Villazón Richter nació en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia en 1982. Estudió Derecho y Filología Hispánica en la Universidad Gabriel René Moreno de Santa Cruz y Magíster en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Santiago. Publicó los poemarios Fábula de una caída (2007) y Lumbre de ciervos (2013). Obtuvo el Premio Nóveles Escritores (2007). Falleció a los 32 años, tras participar en la Feria del Libro de La Paz-Bolivia (2015),  mientras esperaba su vuelo para retornar a Chile, donde vivía y cursaba un doctorado. Dejó un puñado de poemas, narraciones y ensayos inéditos. De manera póstuma se publicaron Revestida por otro viento de sueño (2015), Temporarias (2016) y Desérticas (2016). El Concejo Municipal de Santa Cruz le otorgó póstumamente la ‘Medalla al mérito municipal’ (2015) por su destacada labor y aporte a la cultura cruceña y boliviana en general.

Les dejamos algunos de sus poemas por aquí:

Sonatina del otro costado
 
De la mano del viento
rodeada por luces y flores engreídas
va con una sonatina boliviana
en la mitad de la costilla y en la otra
déjase nutrir por acribillados y aludes
Va con la boca de la recién nacida
que corre a chupar de un cielo de edificios
va a flor de piel con los resecos padres
atados a su gruesa falda que barre el suelo
Va analfabeta del nombre de las calles
a las negras calles con barniz de siemprevivas
va a bordar la Constelación del Desamparo
a partir de unas verduras y sus temporarios
No hay retorno, Dios, ni costilla mágica:
érase una campesina maquillada
que se hizo astronauta al pasar la frontera
érase una pastorcita de habla entreverada
unos sueños como trapos lanzados a un Mar
érase un érase un érase un érase
y un horario sin Sol
érase un érase un érase un érase
y una infección de Rosas
siniestras y en Cobre (colecciones de estrellas, invierno y alaridos)
Ahora voy abierta y fugaz

 
Parlamento
 
No se aleja quien nunca se va,
sale por la puerta real o irreal
y se despide en tono de lluvia ascendente o pájaro.
Nadie parte fácilmente y quizás nunca del todo
de instancias mayores, sobre todo
del lugar del origen, de esa torre ambigua
y amenazadora, siempre hambrienta de sueños idénticos.
No hay quien no requiera tiempo y fricción
para alcanzar la corrida en pos de su lengua.
El punto de tensión entonces
no reside en la cantidad de escenas y abrazos que aletean
o qué ciudad a mediodía se abandona, sino con qué
perfiles, llaves, piernas de sombra y cielos plegables
se parte, con qué
gigantes en sonrisas
—dijo aquella que se va
en la intersección del pájaro
 
  
Balada de Sophie Podolski contra la desaparición
                                                                                  a Belano
 
No he desaparecido, estoy en un sueño
revestida por otro viento de sueño,
en el que no puedo fiarme de los nombres
de mi cuerpo ni de los días venideros.
 
Sigo ante lo errático y vivo
como ante una corrida de toros
en la que enarbolo y clavo una espada
infinitas veces contra lomos mudos,
esperando el ASALTO
convocándolo como a un ejército,
para que me estalle el ser
y me hablen el mezcal y los idos.
 
No he desaparecido, cavilo en mi cuarto, pájara curiosa,
sobre las ejecuciones del tiempo. No me protejo.
Enmascarados vibran afuera los siglos,
espías de mis vocablos sin regreso.
 
Nadie podrá componer a nadie,
ni como a un pergamino o pueblo de estrellas.
 
No he desaparecido, trazo con locura o pincel adolescente
dibujos de alacranes en la ventana, hago miles
sobre mi reflejo; invadido está mi pecho de una arena
como reloj en avanzado desierto.

(Sophie Podolski fue una poeta e ilustradora belga, nacida en 1953. Fue autora de una sola obra publicada en vida, El país donde todo está permitido, un diario de poemas en prosa con dibujos. Sufría de esquizofrenia, lo que la llevó a ser internada en instituciones psiquiátricas de Bruselas y París. En 1974, a los 21 años de edad, se suicidó)
 
 
[cuestionario rechazado] 
 
¿qué calles no llevan
a las direcciones esperadas?
¿por qué una cara nunca es
la cara de algo, sino algo
similar a una hoja cubista?
¿por qué un nombre propio
no es comparable con un sombrero?
¿y si alguien se quita el nombre al saludar —al escribir?
¿qué se puede inferir de este día/mes/año? (no mire al cielo)
¿qué se puede inferir de que no sea necesario
cavar en el silencio para oler crímenes diarios?
¿cuáles son las visiones de tres jóvenes borrachos
si su charla entrara por una ventana de su casa?
¿es posible vivir incendiada y no cometer delitos?
¿qué es la cultura?* / ¿vive quien ama una radio?
¿qué se puede inferir de que miles de fervorosas
quieran ser presidenta
de su espacio y guerra?  /  ¿y si sus armas son su vida?*
¿qué debe hacer cada uno con los antepasados y el cielo?
(conecte ambos términos de manera argumentativa)
¿saber es lo mismo que moverse
“pertinentemente” entre seres y cosas?
según el texto que se le ha asignado, ¿qué
palabra es la más adecuada para reemplazar
por el sustantivo destacado de esta frase:
“como si la vida lo abandonara lentamente
con el último soplo del vapor”?
¿por qué el silencio arrasa siempre
todo como la última palabra reina e incierta?
¿a quién le pertenece el silencio?
¿es posible vivir incendiada y cometer delitos en silencio?
¿es posible vivir incendiada y no comer delitos en silencio?
¿es posible vivir incendiada y no honrar unos delitos? (…)
  
* Macabea.
* E. Hernández.
 
 
Retrato de otra 
 
de un día a otro una mujer
se detiene duerme no muere
corre hacia unas flores soñadas
cuando apenas se echa a la cama
y de pronto se percibe VIVA
y despierta        y corre a la ducha
donde echa el sostén con lo sucio
y contempla sus aguas:
la vertiente de un cuerpo
que huele a negocios y rema

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Sil Robato

3/1/2022

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Silvina de los Ángeles Robato nació en febrero de 1980 en la provincia de Santiago del Estero. De profesión abogada, como activista en DDHH forma parte de la Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia, familiares de detenidos desaparecidos y ex presos políticos de Santiago del Estero. Integró la Editorial Larvas Marcianas hasta el año 2017, donde se desempeñó como gestora. Formó parte de La Violeta, Colectiva de Arte, espacio dedicado a la literatura y producción audiovisual. En la actualidad integra la Editorial Piedra Madre, junto a Gabriel Álvarez y Salvador Garay. Aficionada a la fotografía, trabajando en la actualidad en un proyecto donde los ejes son las máscaras, cuerpos desnudos y la animalidad.

Por acá, algunos de sus poemas:

Hay algo que nos decimos en el vuelo de los pájaros
Algo que nace del canto del agua
y del fuego en el monte
Las pupilas se dilatan
el corazón se angosta
Hay algo que titubea en el aletear
en ese preciso instante
en que el deseo se funde
en la nostalgia
Justo antes de evaporarse
Hasta el próximo domingo
                                
*
​
La ansiedad anida donde sea
No hace acuerdos con el dolor
Se mueve constantemente
Es una titiritera
que no permite que  me amigue con el padecimiento
Cuando ciento que he nombrado
ella me susurra
en otro órgano, extremidad, sentir
Tranza con el miedo, lo siniestro y los silencios
Se ramifica en cada recuerdo olvidado
Llega y se instala,
y pacientemente  espera ser desinstalada
En un  vaivén perverso
que me arrastra
Como los pozos de ese río
que visito
Para escapar.
 
*
 
Nunca he aprendido a cocinar el arroz
Siempre sale duro
Pueden pasar minutos horas
Sigue duro
Mientras lo veo hervir me pregunto
¿Qué se sentirá que el arroz se te pase?
 
Una amiga me dice
Que año triste. Me voy a hacer un té
 
Vuelvo al arroz
Esa telita fea que se forma arriba
Se parece a la espuma marrón
Que flota en las márgenes  de los ríos
 
Un amigo me dice
Que año de mierda. Y lo peor es que no hay dónde ir
 
Vuelvo al arroz
Han pasado veinticinco minutos
Dos años
Una pandemia
Tres aislamientos
 
Sigue duro
 
*
 
Las horas recostadas
sobre el pulso de lo dicho
sobre lo que se ahoga en cada latido
lo que sublima cada tic tac
La escalera sin enredaderas
ni una sola fotografía en la casa
las paredes inmaculadas
un sucio ventanal que me mira
Y ese olor a pomelos del jardín del vecino,
que sofoca mis siestas
¡Sáquenme de esta caja parlante!
 
La herida agusanada trae
recuerdos a  una memoria
contaminada por retazos
de felicidad
Un hongo hace nido en mi pie
y no dejo de pensar
en que la uña va a desprenderse
Me he tatuado la piel
como último aliento de vida
Y pienso que mis manos podrían salvarme,
dando forma
a la próxima máscara
Pero no
La lleno de hojas secas,
le fabrico larvas
Que salen de su boca,
Le hundo la frente
y ahueco los ojos
¡Sáquenme de este cuerpo parlante!
 
Mi gata maúlla
Son las seis y media de la mañana
Cambio su alimento que la noche ha humedecido
Curo la uña
Cubro mi cicatriz con el cabello
Abro la puerta
Silencio mi cuerpo
 
No estoy
 
*
 
¿Qué nos queda después de lamernos las heridas?
¿Qué te queda después que deshabitas?
Te has sentado en la escalera de diecinueve peldaños
a conversar con ese gran otro
que te aplasta
¿Qué te ha susurrado el demonio
de casas derrumbadas?
¿Qué te queda ahora?
 
Quizás la carne
Quizás piel
O solo la tierra
 
*

¿De quién es esta casa que nos aplasta?
¿Estaba abandona antes de que lleguemos a ella?
Las ventanas
caídas
derrotadas
nos esperan
 
Me dices que los pájaros muertos
nos siguen a todas partes
Que las mudanzas
no sirven
Te pido que no los mires más
Quizás así desaparezcan
 
Decidimos quedarnos
en esta casa marrón
De tierra y yuyos
Abrimos las ventanas
queremos que los pájaros
mueran a nuestros pies
mientras nos entregamos
una y otra vez
en este sucio sillón

*
 
Hay una quietud inusitada
Siento quemarse algo
en las entrañas
Veo al hombre que recoge
las palomas muertas en la plaza del frente
No sé si sea su oficio
pero hay algo en su mirada serena
que me inquieta
 
Mi vecina del sexto abre y cierra las ventanas
tres veces
Un toc
Un ritual
Quizás señal de humo
 
Pero todo sigue calmo
 
Algo va a estallar
lo siento
en cada alarma
En cada maullido
 
Suspiro
 
Pienso
que habitar el cemento nunca ha sido
la mejor opción.
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Eli Soto

2/18/2022

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Elizabeth Soto nació en Jujuy, en 1986. Es Comunicadora Social (FHyCs- UNJu), máster en diseño gráfico, y diplomada en violencia de género. Dirige la editorial CRONOPIO. Participó en diversas publicaciones de libros y revistas, asistió a ferias nacionales e internacionales de libros. Publicó: La chica de los miércoles (2013), Metástasis (2015), Parcialmente nublado (1017), Historias de gente que no me importa (2018), Animales alternativos (2018), y Cuadernos para el niño arcoíris (2021). Fue premiada en el IV concurso literario “Alicia Chibán”, categoría: narrativa (Universidad Nacional de Salta - 2011); V concurso literario “Alicia Chibán”, categoría: poesía (Universidad Nacional de Salta - 2012); Creador@s contra la violencia de género, categoría: narrativa (Secretaria de cultura de la provincia de Jujuy - 2016); Concurso literario “El árbol y yo”, categoría: narrativa (Palpalá- Jujuy - 2016); Concurso literario “Ernesto Aguirre” Bicentenario de la independencia de la Patria (Universidad Nacional de Jujuy - 2016); Certamen literario provincial (Ministerio de Cultura y Turismo - 2018). Certamen literario provincial (Ministerio de Cultura y Turismo - 2020).

Les dejamos, a continuación, una selección de poemas:

te podría decir que tu cama seca es el paraíso
 
que no me importan los pelos del perro
los libros que no leíste
las materias que no aprobaste
Hay un escritor que sostiene la teoría que descendemos de las aves y nos quedamos sin plumas de tanto volar buscando un Dios y en ese camino nos quemamos y lloramos de tantas formas que aprendimos a hablar
te hablo
te canto
te lloro
todo esto es una constante perdida.
vas a volver?
 
*

La lengua me traspasa los músculos
nos alimentamos así
comiendo carne que ya no es carne, sino nervio
músculo
la mano roza la piel áspera de la cara
la música no hace otra cosa que convertirnos en un remolino tornasolado
tal vez comenzar por el principio no fue la mejor idea.

*

No recuerdo lo que iba a escribir en el omóplato derecho de mi compañero
pero recuerdo que le di un mordiscón que le duró semanas en desaparecer.
mezcla de sueño y cansancio.
¿Querés salir?
Estoy sola,
cada vez que me quedo sola pienso en la filosofía del mundo,
en el meteorito que tiene que caer para salvarnos la vida de nuestras propias miserias
me gustaría escribirte una canción,
escribirte una novela que tenga un final feliz,
donde no te muerdo,
donde no te miento,
donde no me interesa que cuando llegues a la cama te duermas
me gustaría decirte que sos refrescante como esos atardeces en la playa de Katmandú
        me gustaría decirte que solamente tenemos un espíritu, que somos semillas desparramadas en la cama, sin flores, sin pétalos, sólo nosotros
ardiendo en fotosíntesis.
 
*
 
Quizás él llegue tarde
y recreemos la escena donde Lisa y Nelson están solos
y él sea Lisa y yo sea Nelson,
entonces él me diga
“… tenés que pensar y sentir algo…
hay estrellas brillando como si Dios encendiera un millón de velas…
la luna sobre nosotros diciendo…
diciendo...“
 y yo ahí tenga que besarlo.
Quizás.
Estaba escuchando en la radio del colectivo que según un estudio hecho por la universidad de Oxford las personas más felices son las beben alcohol, y ¿quién no?
Tal vez el secreto de nosotros no sea la felicidad.
Tal vez el secreto de nosotros esté lejos de la felicidad.
 
*
 
El recorrido de la sangre empieza en el ventrículo izquierdo
en el mismo lugar donde me gustaría estar ahora
hablándote
contando como mi libro va del amor, la desilusión, al odio
viendo la araña bajar lentamente desde el rincón de la pared hasta la cama
te podría decir que el sabor a fuego no quema
te podría decir que tu cama es el paraíso
pero la bisectriz se abrió en este ángulo y ya no hay vuelta atrás.
 
viernes 28 de diciembre, 3 de la madrugada: te necesito, volvé.
Mensaje visto.
Nada.
Sin respuesta.
Viernes por la noche: andate a la mierda.
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Micaela Kessler

1/27/2022

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Vive en Necochea, nació en 1999. Es estudiante de Gestión Cultural. Publicó su primer libro Harta de ser posmoderna, en 2022, por la editorial sanjuanina elandamio. Escribe sobre poesía para el medio de difusión de arte y literatura independiente "Escrituras Indie". Forma parte del libro colectivo Bajé para respirar, editado en 2021 por Ediciones Arroyo.

A continuación les dejamos una selección de poemas. Disfruten:

REDUNdar anDANTE

La gente compra cortinas
para que no vean
los que pasan
y yo las arranco
para mirar hacia fuera
me saco los ojos
y los tiro por la ventana
salto el paredón
que une
mi casa
con la frontera
huyo del sistema
me creo poeta
o bandida
sabia
o bendecida
cruzo la frontera
y encuentro
una fábrica de cortinas.

*

Llorar juntos

Lloramos para los peces de agua dulce
para extender el océano
y nuestras lágrimas confluyen
con los ríos de historias en el mundo
somos una masa uniforme de llanto
y nos desagotamos
para retener líquido nuevamente
en un círculo de sal
y latitudes acuosas
subo por la escalera de un barco
para arrojarme por la borda
y encuentro
un cielo inmenso
reflejado en el agua.

*

Contextualizar cada miga de pan

Acercarse a la bolsa
(de tela reutilizable)
que contiene el pan
(vegano
sin huevo
leche
o grasa animal)
cortar un cacho
(considerable sin ser pretencioso)
untar en el tuco
(sin sal/apto hipertensos)
y llevar
(lentamente)
a la boca
(con expresiones de disfrute)
…

*

Todo lo que se prende fuego en el horno

Un diente de ajo
toda una boca
que esculpe lo hediondo
la palabra
haciendo
las cosas
gestos que huelen a palmas
a manos
moldes enmantecados
enchastre de otras voces
canto fuerte
enraizado
olor a ajo
y pausa

distancia
forma endulzada del buen gusto
sabores fuertes
comida lista
masticada
horno que se apaga
discurso caliente
quemado y negro
aprender a sostener
en las manos
lo que pica
arde

lo que es mío
yo no vendo
ningún pan
ni compro
expongo y siento
miro
y espero
paciente
a todos los degustadores
que quieran
sofisticar mi paladar.

*

DNI

Buscar las huellas digitales
que perdí
en la pantalla táctil
del celular
arrancarlas
como cintas de cassette
que tuvieron
alguna vez
una canción
cantar una melodía
en la mente
todo el día
sin saber el nombre
tararearla en Google
y otras cosas
que renueven
el documento de identidad.

*

Fábrica de sueños

Un filtro de instagram
que bañe de brillantina
todo el paisaje
que la arena parezca azúcar
y la foto en la playa
una realidad alterna
donde tengo alas
y soy Campanita
o Tinker Bell
que aparezca Walt Disney
abrazándose al horizonte
que la gente sostenga el sol
para que le salga bien el perfil
y que las nubes
no parezcan de lluvia
que acompañen la escena
que no se salga el filtro
que no se termine la ilusión
de ser la dueña
de la fábrica
de mis sueños.
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Alejandra Villarroel

12/10/2021

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Alejandra Villarroel tiene 38 años.  Estudió en la Facultad de Educación de la UNCuyo y Licenciatura en Literaturas Modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. Estudió, además, en la Universidad de Minas Gerais en Belo Horizonte. Saca fotos, teje al telar y toca la guitarra.

A continuación, les dejamos algunos de sus textos:

Los hijos del carnaval
bailan con todo su cuerpo
                             con toda su alma.
Bailan y entre sus giros y contragiros
se estrechan las manos
y la vida le extiende las suyas
y la muerte también.
Mezclados entre la gente
serpentean como cintas de colores
al son de cascabeles y cantos.
Los hijos del carnaval
bailan hasta curar sus heridas,
            hasta caer dormidos,
                              o desmayados,
                              o muertos…
y  resucitan  para seguir bailando todavía un poco más.
Bailan como si no hubiera mañana
o quizá
porque saben que hay uno.

*

La luz saltó por la ventana
 y atravesó el vidrio,
casi lo hizo vibrar/brillar…
Siguió su camino
Y traspasó mi carne,
                  mis huesos
Y estalló en mi alma.

*

Camina por la ciudad
detrás del vagabundo
¿Es hombre?
¿Es mujer?
¿El otro?
Es humano.
La gente lo mira,
la gente no lo ve.
Él mira al vagabundo
Él, a la gente no la ve,
¿Quién no ve?
Mira sus pies
Sigue sus huellas
Y ya no sabe quién es.

*

Quise volar
Y pedí un par de alas…
Unas de cucaracha me dieron
Y las agradecí.
Al fin de cuentas no las quiero para enamorar
Y es claro que de noche
también se puede volar.

*
​
Hace un tiempo dejé de escribir.
Todos mis cuadernos huyen de mí.
Todos adivinan cuál será la primera letra que voy a dibujar.
Y es que no empiezo el diseño, sino que se desprende de mi lápiz.
Hace un tiempo  dejé de escribir.
Solo esbozo garabatos en trocitos de papel
con carbón…
papelitos despeinados
que se amontonan por los rincones de la casa,
que se asoman desde las ventanas.
Hace un tiempo que dejé de escribir,
porque todo lo que puedo hacer
es  escribirte.
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Sofía Urrutigoity

12/9/2021

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María Sofía Urrutigoity nació en 1995. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Cuyo y ha ejercido la docencia en colegios secundarios y a nivel universitario. Fue profesora a cargo de la Cátedra Lengua y Expresión de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación de Universidad Juan Agustín Maza. Autogestiona e imparte talleres literarios y de escritura. Se diplomó en Correctora Instrumental de Textos por la UNCuyo y realizó estudios de posgrado en Sevilla, Maestría en Escritura Creativa por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Actualmente, vive en Chicago, donde se desempeña como profesora y correctora de estilo. 

A continuación, les dejamos tres de sus poemas:

La culpa [i]
 
                                                                        “Llegaron las heladas y no había protegido mis plantas”
                                                                         Ada Salas en Descendimiento.
 
(Recitar a oscuras, con una trompeta de fondo y una muñeca en las manos).
 
Maté las catas de la ciudad
de silencio se han vuelto los árboles.
 
Muerdo las cortezas como un lobo cebado
busco sangre en las vidrieras
camino por piñas de yeso
disparo mis colmillos al busto de la plaza
afuera el frío no apagará mi fiebre.
 
Riego las petunias del balcón con aire comprimido
desnudo el follaje de mis muebles queriendo cavar
un aljibe para enjuagar mis garras sucias.
 
Por los senderos del bosque de los semáforos
vamos con máscaras a cuestas, matamos para beber
bebo sangre para estar erguida sobre la culpa.
 
Anoche el temblor de los cables me hizo rodar por la colcha
y desde mis sábanas que abrigan a los sintecho
me caí
 
a la culpa.
 
En las costuras de la almohada
vi una hecatombe con hilos de oro
rompí el libro de la mesa de sombra
y buceé con un barquito de papel mojado
 
por la culpa.
 
La fiebre aun mordía mis huesos
que se habían hecho de ladrillo
y vi nadando por mi cuello catas
muertas, pájaros nocturnos
corrían por torrentes de bilis
donde descansa bajo llave
una bestia a oscuras:
 
                          la culpa
                          no la mires nunca a los ojos
 
                         la culpa
                         es una muñeca con zapatitos pintados
 
                        si la nombro
                       me mutila

[i] Poema compuesto a partir de la obra de Agustina Teppa, artista mendocina.
Fuente: https://www.instagram.com/brum.a.a/?hl=es-la

*
​
La Joker 21[i]
 
Vuelves de la calle
el bolso contra el suelo
las furias atrás del cuadro
café recalentado y sopa instantánea
todo atorado de un sorbo, por supervivencia.
Por el sobaco desfilas humedad
recién traída de los caños del metro.
Arrojas los zapatos y la bronca
llega debajo del mueble
-te vas sacando el reloj-
bulle tu sudor revuelto por el móvil,
una media volará a donde quieras estar
pero no es estás, eres un autómata
al refugio de todos los vientos versus tus fuerzas,
te dices que estás más gorda
(agua caliente
por favor que no se corte).
Tres enjabonadas en tus piernas
para que las niegues de tu cuerpo,
porque caminaste todo el día,
viviste de conservantes y lechuga,
sin embargo, estás más gorda y está frío todo el edificio.
No parará de salir agua de la ducha,
tu mente le pedirá a la ducha esperanza,
un racimo que te ampare del castigo del consumo
contra tu espalda de barro.
Le pedirá que sacuda tu mugre mental,
caerá con estrépito de la ducha
recorrerá tus cabellos peinados por las bombillas de luz
pero no podrá purificarte,
no parará de correr por tus hombros
y cae marrón.
Por el caño de escape del suelo
el agua cambia su curso y sube por tus pies.
Verás levantarse tu suciedad, inconsciente,
tu mugre como tu cadáver en el cuarto de baño,
tu mugre que imita tus censuras de cada momento
del día en que le volteaste la cabeza
para mirar al otro lado de la acera, sin saludarla
tu mugre se incorpora desde las tuberías
se materializa de a poco, con la figura
de la última pesadilla que tuviste antenoche.
Trae la cara pintada y las lágrimas negras que lloraste al mediodía por él,
tiene los pelos chamuscados por el dolor de tus muelas,
y sabes que se parece a tu sombra de ojos verdes y uñas marrones.
Tu mugre tiene pechera blanca, se viste como ese payaso del circo
que te quitó la muñeca y lloraste por dos noches,
se impone contra tu soledad desnuda
cuando te levanta la mano y la retiene posesa, invocándote.
 
                   Eres el monstruo
                  tu propia versión
 
                   el        monstruo         de         los         veintiún         siglos
 
                   la joker con rubor púrpura
                   y una luz azulada apuntando a tus pómulos
                   la joker que hasta esa noche no sabías que era caníbal
 
                   la joker veintiuno
                   devora a las víctimas
                   que se bañan consigo en la ducha de tu baño.

[i] “La joker 21” está inspirado a partir de la obra de la artista plástica mendocina Agustina Teppa (Fuente: https://www.instagram.com/p/B-BXQz3pwoq/ )

*

Solo una lámpara de aceite

Se abre la mañana sobre la alberca
como una libélula borracha a primera hora
la última luciérnaga que le quedaba al algarrobo
dejó sus tanques de oxígeno sobre la rama
y se fue a otra noche de más allá del alambrado

clareaba sobre la paja
pero sobre mi abdomen se posó la noche
los rabos de los conejos despertaban la hierba
no sobre mis muslos, no, que recibían desnudos
a la aurora, pero qué me importa si los tengo ciegos

yo no había visto el primer rayo con su traje de los sultanes
yo no había escuchado el azul del océano adentro de las caracolas
ni había masajeado el entrecejo de los vientos cuando traen lluvia a las ranas
porque en medio de aquel resplandor de cigarras estaba mi carne
pero en ese cuadro no estaba mi aliento

el perfume de la pampa no necesariamente nos abre la vista
podemos beber agua fresca del aljibe pero no refrescarnos la piel
podemos pisar cuanta luna y verde le pidamos al verano
pero si a esa mañana crucificada sobre la laguna la juntaba en mis puños
se convertía en una oscuridad con cabeza de ogro

si la apelmazaba como los cachetes de los niños entre mis ropas
se volvía tan ridículo como hablarle a mi sombra y enojarme por su ironía
aquel amanecer en la estancia fue de mentira al lado de mi cuerpo
las moscas no piaron a penas se abre la mañana para sacudirme los órganos y poder mirar
es que me dieron solo una lámpara de aceite sin aceite para ver que adentro mío 

la noche no pasará.
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Roxana Molinelli

12/4/2021

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Roxana Molinelli nació en Quilmes, Buenos Aires, en 1983 y vive en la Ciudad de Buenos Aires, junto a su compañero Diego. Es Licenciada en Sociología (UBA) y aspirante a Magíster en Género (FLACSO). Compiló y prologó junto a Bárbara Alí la antología Otros Colores para Nosotras. Poesía Contemporánea de Mujeres Argentinas (Ediciones Continente, 2018). Publicó los poemarios, las mañanas, el deshielo (Sello Editorial el Ojo del Mármol, 2016) y amuleto (Kintsugi Editora, 2019). Facilita talleres y prácticas en el eje cuerpo y poesía. Le gusta mucho viajar, estar en la naturaleza, moverse, apreciar arte, compartir. 

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FB @roxanamolinelli
IG @roxanamolinelli

A continuación, algunos de sus poemas:

La luna también es un desierto
al que le tengo miedo.
 
Desde su cerca de pájaros y flores
una pareja de dioses me saluda, me anima
a salir.
 
Pero ella está llena de volcanes
dormidos.
 
No conoce otra forma del agua que el fuego y quiero decirle
que no vengo a quitarle nada que
no hay sed de conquista
en el contacto de mis pies sobre su piel de roca
en el roce de mi vestido azul en sus azules
que sólo quiero caminar siete colores
de las dos, de nosotras, de mí
que me sostengo en la búsqueda
que no conozco otra forma
de equilibrio, quiero decirle
quizás mañana un mineral amargo aparecido en tu cuerpo
se convierta en medicina, quiero decirle
las cuatro esquinas del universo florecen 

*

Detrás del cristal
ella     entre el verde
ella     bajo el cielo
ella     en el sueño
ella     que no encarna
 
                            ella.

*

Ya sé
ellos también eran animales heridos
pero ya no quiero replicar las marcas de sus desbordes
en lo venidero
en la inmediatez 
solo supe correr en la rueda 
de un encierro a otro encierro
la vista
fija y perdida
es el espejo ciego del dolor
y  esta voz ahora
como una intermitencia
que agrieta
la quietud vieja del silencio.

*

Mamá,
perdí el poema que te había escrito
había una lucidez en él
como la del guerrero raso
que vuelve a su tierra
que por fin puede
hablar
ser
escuchado.
 
Tal vez ese extravío
fuera la forma de renacer este nosotras
 
mamá,
 
no quiero juzgarte más
criticarte ni ser criticada
el poema hablaba de una flor
de tu dama de noche
del mar
y un ancla
que yo tampoco pude darte
y que el metal en el agua
no echa raíces.

*

Un movimiento fijo
cae
por el peso
de su vacío
de su forzamiento.

*

Papá,
hoy hice un collage
con una de tus cajitas quirúrgicas que mamá guardó.
Papá
sé que en el cielo de la medicina, tu corazón
sigue tratando que todo se arregle.
Cortar, abrir
quitar
lo que desbordó
reponer
lo que falta
la forma de tu amor
que haga callo lo partido,
papá,
¿hasta dónde llega lo físico?
Hoy que algo desborda
y siento el dorso de tu dedos sobre la mejilla
ese pulso preciso y delicado
con que habrías
 un cuerpo.

*

A veces las heridas
son bocas insaciables
como el sol
que no elige
el mandato de la luz
el devorar constante del fuego
así será
hasta que tu sombra empiece
a ser piel
y tus ojos abandonen
la línea recta del silencio
cansados de ver
siempre lo mismo
                           caigan
                                     florezcan
                                                  por todas partes
                                     y otra vez semillas
                                     sean vuelos
                                     tus encierros.

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Silvia Mellado

12/4/2021

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Silvia Mellado (Zapala 1977) publicó Celuloide (2005), Acetato ( 2009), moneda nacional (impreso en perfiles de petróleo 2012 y 2013), Pantano seco (2014) y La ficción de la poesía (2019). Integra antologías como Última poesía argentina ( en Danza 2008);  Lof sitiado. Homenaje poético al pueblo mapuche de Chile (edición de Jaime Huenún, 2011); Los umbrales imposibles. De la Patagonia al caribe anglófono (edición de Laura Pollastri, 2014); Antología Federal de Poesía. Región Patagonia (2014); Comoe. Seis poetas en Neuquén (2015); Estación Limay. Antología contemporánea de poetas del Neuquén (edición de Raúl Mansilla, 2017); Atlas de la poesía argentina II (edición de Eugenia Stracali y Bruno Crisorio, 2019). Participó en lecturas y encuentros de escritores en Argentina, Chile, Perú y Alemania. Organizó espectáculos colectivos en poesía y otras artes con Oscar Cares, Pao Lunch, Belén Lorenzi, Verónica Padín, Pablo Iglesias, Ángela Jerez, Gerardo Burton, Raúl Mansilla y Macky Corbalán. En 2021, su poemario Cantos limayos, aún inédito, recibió el primer premio nacional Storni de poesía.  Su obra crítica incluye La morada incómoda. Estudios sobre poesía mapuche: Liliana Ancalao y Elicura Chihuailaf (Publifadecs 2014).

A continuación, su hermosa poesía. Para el deleite:

Reincidencias
 
Sentada en el cordón de la vereda
con la pollera roja desteñida
había quedado como el parque del pueblo
despintado, viejo,
queriendo llenar el baldío seco
de algo más que sol.
Mirando hacia la casa de ventanas de madera,
con calor y olor a transpiración,
contó las veces
que había picado cebolla
para tener el pretexto de llorar.
 
(Acetato, 2009)

*
 
las de su misma clase la culparon
cuando ahogó el niño en la letrina
y es que donde nacimos
nunca hubo un mísero azulejo art nouveau
 
por eso tampoco tenemos caché para matar recién nacidos
 
pero fijesé que lo mismo nos ordeñan nos miden los fluidos es por eso del líquido que
nos leen
 
  
y siempre hay
un flujo una agüita
una sangre devenida en combustible invisible
para una sociedad ajena
al mundo que habitamos
 
(moneda nacional, 2012)
 
*
​
las madres
a menudo
nos entregan maneras de perecer
o comportarnos atentas
humildes y silenciosas
sin embargo entre la espuma
de los jabones y los mantos
de las cebollas
se escurre alguna bronca
reprimida
como si no supieran hablar
o se convirtieran
en perversas maestras samurái
enseñan de modo críptico
y doloroso
y quienes recibimos el mensaje
huimos
lavándonos tanto
esas orejas
atestadas de relatos
listos
para derruir
 
(Pantano seco, 2014)
 
* 
 
caemos
siempre
hacia la lectura
y la estirpe
como caídas
de ellas
caemos del verso al otro verso
como paridas
o despedidas por el pujo natural de los días
 
cortarás
y cortarás
como al cordón umbilical el verso
y la palabra
hasta que la cadencia sea de nuevo el tono de la luz
sobre las cosas
 
(La ficción de la poesía, 2019)
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Mabel Albesa

11/19/2021

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Mabel Beatriz Albesa es Licenciada en Psicología, Especialista en Docencia Universitaria y Magister en Psicología Social. En su Tesis de Maestría abordó, desde la Semiótica, el discurso poético del Rock Nacional Barrial. Se dedicó muchos años a la psicología clínica y hoy, con exclusividad, a la docencia universitaria. Ha publicado ensayos y artículos en revistas científicas vinculados a su profesión. Algunos de sus cuentos cortos y poesías se han publicado en fanzines, poemarios, revistas electrónicas y blogs. Recientemente participó de la antología poética Voces que mecen la Hierba (La Hora del Cuento, Córdoba, 2021). En julio de 2021 publicó su primer libro de cuentos Cuando por primera vez me vi”/Jugando en serio, libro con dos frentes, por Editorial Glifo.

A continuación. les dejamos una selección de su poesía:

dentro de mí anida un animal
desde pequeña lo he sentido latir en mis entrañas
rechacé los ritos y costumbres
imaginé al diablo bailando en la iglesia
pinté de rojo mis labios a los trece
acorté más mi minifalda cuanto más me criticaban
bebí besos prohibidos
comulgué en la gran Misa Ricotera
siempre me uní a los peores
siempre elegí los rotos
los que no necesitan belleza
sino solo
caricias de cachorra
 
este animal no me deja
siempre lo escucho
solo él me dicta las verdades
 
a él
le hago caso
 
*

yo ya era, es cierto
 
punta de lanza y escudo abollados
diplomas de fracasos bajo el brazo
abejorros molestos que no buscaban mi miel
canasta repleta de duraznos sin morder
zumo seco de tanto esperar
deseo escondido bajo la almohada
 
qué hago ahora
con mi lanza y mi escudo
con diplomas empapados de miel
con duraznos mordidos y saboreados
con el zumo que se escurre atrevido
con el deseo que ya no se quiere esconder 

*

no hay foto alguna
que de fe
atestigüe
mi paso por aquel espacio
 
ojalá encontrara un retrato
abrazado por la pena
que contenga en su brillo
la matemática ecuación del desconsuelo
la perfecta geometría de la espera
la infecta señal de una mirada
 
o uno roto por la furia
que mostrara el paso
de la unidad al caos
del todo a los pedazos
este resplandor desecho
cómo lápida muy vieja
 
parece, entonces
que fui nada
opalescencia                                                  
espectro helado
inconstancia triunfante
disonante artificio de memoria
 
eso
solo memoria
 
o quizás olvido

*

bello lo efímero
lo que muestra  los rastros de su fin                 
la huella de su nada
lo que cede ante el tiempo
se suelta de la tierra
lo que no insiste en ser
deja de ser
para transfigurarse en otro incierto

*

allá
barrilete de plomo
nubes de cemento
lluvia de arenas movedizas
barrotes de acero
compromiso
      
acá
tan simple
la bruna
la espuma
la pluma
mi mano sobre tu barriga 

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Gaby Rakovstky

11/18/2021

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Gabriela Rakovstky nació en Buenos Aires, en 1988. Es poeta y profesora de Castellano, Literatura y Latín. Publicó Incendio leve en 2018. Los fósiles sueñan con el deshielo, su segundo libro, obtuvo una de las menciones del Fondo Nacional de las Artes 2021. En esta obra un imaginario animal recorre los poemas y vuelve salvaje la experiencia del abandono. Actualmente trabaja en la escritura de un tercer poemario dedicado a la figura de Marie Curie.

A continuación, les dejamos una selección de poemas que pertenecen a Los fósiles sueñan con el deshielo:

Cuando un animal devora su camada
tierna, recién parida
no sirve para criadero
Primates machos matan primates machos
para que no compitan por las hembras
Ratas madres comen crías de ratas madres
las aplastan con su abdomen tibio y elástico
usurpan sus nidos, otros úteros
pozos de tierra oscura
donde nadie las ve
donde roen cabezas, cuellos, patas
La naturaleza es sabia, dicen
Y te abandonan
Y te comen en silencio
Y ninguna ley natural
nos ampara.

*

Nadie sabe cómo es 
su casa de la infancia
Llegué hasta aquí
por el cerco de madreselvas
por los álamos blancos 
por el camino de leña apilada
Los animales levantan el cuello
nerviosos
sé que huelen desde lejos
me reconocen 
me piden que abra las jaulas
Camino hacia los conejos
recuerdo ahora 
el brillo rojo de sus ojos
el pelo, finísimo, sin olor 
la forma obstinada de su paciencia
las panzas que suben y bajan
como un mismo corazón asustado
Mi padre entra con los fardos de pasto
más joven que la última vez
algunos bebederos cuelgan de su brazo
Se detiene frente a mí
espera
estira una mano
me aparta de un rincón a otro de la jaula 
desespero y lo muerdo
Me deja una ración de comida                                                   
para que viva un día más
y se va

*


La ropa tendida
Hay que tender los cuerpos
escurrir los conejos
como sábanas blancas
mecerlos al viento 
Faenan 
y soy pequeña para la sangre
que cae desde los árboles 
cortes puntuales
movimientos mecánicos
no se dejan huellas
no se resalta la muerte
sobre la muerte 
Las pieles alfombran
el pasto suave 
escucho el latido
entrecierro los ojos
busco las transparencias
de la tarde caliente 
Con una ramita
espanto las moscas
la revelación entre la ropa colgada
que respira y me dice
el corazón, el hígado, los pulmones
los músculos tensos
como un apéndice hinchado
me dicen
que ya no hay secretos 
escupen la tierra
la siembran
de semillas de ortiga
me dicen
que ya no hay abrigo
y que esto 
es la intemperie

*


La noche aumenta el tamaño
de todo lo que acontece
es una membrana por la que gotea 
la saliva de la soledad
la intemperie habla con consonantes:
ningún sonido permanece lo suficiente
como para tener miedo
como para vivir

*


El cráneo
El cráneo de un animal
se astilla al rayo del sol,
de la mandíbula sobresalen
varios molares erráticos
Cristales de azúcar
esporas de la noche láctea
que cruzan de un lado a otro
el gran ojo de la devoción
Las estrellas fugaces pasan cerca
y cae vértebra por vértebra
la columna calcárea
esta escritura de luz
que siembra mi tierra


*


Destapar las madrigueras y contar
uno, dos, ocho 
hay más
dos muertos
Las conejas alumbran puntualmente
en un mundo fuera de control
tejen nidos en reductos minúsculos
arrancan de sus costados 
vellones finísimos
el pelaje de la ternura en el cautiverio
Nadie sufre las zonas calvas de las hembras
y los ojos de las madres señalan un inicio
copos de nieve que se mueven
un monte enmarañado 
por el que asoma un gazapo ciego
La subsistencia es trabajosa
siempre está empezando
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